La salud mental es el estado de sentirse bien consigo mismo en diferentes aspectos: emocionalmente, psicológicamente y también socialmente. Una buena salud mental nos predispone a situar nuestra mente en un entorno de paz y tranquilidad. 

Desde ese rincón de paz interior, se nos hace más fácil ocuparnos de nuestra salud física: nuestra alimentación, nuestro estilo de vida, nuestro descanso…

Uno de los caminos más cortos y directos para iniciar este proceso es el orden físico: a menudo un cambio externo es el primer paso para conseguir un cambio interior profundo.

Un mayor orden físico te ayudará a tener un mejor orden mental y emocional para asumir tus nuevos retos con más energía. Ordenar tu mente y tu conciencia te servirá para dar más sentido a tu vida, ayudándote a vivir en el momento presente, a dejar ir lo innecesario quedándote con lo esencial.

Cuando conseguimos poner las cosas en su sitio, deshaciéndonos de lo que podemos considerar inútil y recolocamos lo que queremos conservar, no sólo ponemos orden en nuestro espacio físico, también hemos ordenado nuestro ‘armario mental’.

Ordenar es la primera tarea que nos permitirá después abordar otros cambios en nuestra vida. ¿Por qué? Primero, porque nuestra energía necesita de espacios ordenados y renovados para fluir libremente y segundo porque el caos externo suele ser resultado del desorden interior y éste se produce a causa de acumular sentimientos negativos como el miedo o el desánimo.

¿Qué aporta el orden en nuestra vida?

- En casa (zonas comunes): tranquilidad y serenidad frente a estrés y caos.

- En el puesto de trabajo: aumenta la productividad y la capacidad de concentración, frente a la dispersión y el desánimo.

- En nuestra habitación: favorece el sueño y un mejor descanso frente a la intranquilidad y desasosiego.

- Un ambiente ordenado e iluminado nos proporciona una mayor sensación de bienestar y comodidad y esto influye en la forma en que pensamos y sentimos. Afecta por tanto a nuestra energía y a nuestra paz mental.

“El cerebro es un sistema permanentemente anticipador, el orden contextual le resulta más previsible y menos generador de estrés. Por ello, busca patrones regulares en el exterior para huir de la incertidumbre. Lo inesperado e irregular aumenta el cortisol y predispone en quienes tienen más vulnerabilidad a estados depresivos o ansiosos”, explica el médico psiquiatra Claudio Bernard Dresl (MN 67533).