Como se ha mencionado en la primera parte de este blog, el consumo de determinados complementos nutricionales tales como la cúrcuma y melatonina puede producir efectos beneficiosos en nuestra salud frente a los nocivos efectos de la infección por COVID-19.

Las bases científicas del consumo de estos complementos alimenticios, como elementos coadyuvantes para la prevención de los posibles efectos adversos por la infección por COVID-19, se explican resumidamente a continuación, refiriendo de forma exhaustiva la bibliografía en la que éste se sustenta:

El COVID-19 posee una proteína, llamada "proteína espiga", en la superficie del virus que la une a las células de nuestro cuerpo, activando el virus nada más unirse. Esta proteína parece ser activada por la enzima furina a través de un sitio de unión a furina. La furina se encuentra en casi todas las membranas celulares de las células humanas, especialmente las de los pulmones, el hígado y el intestino delgado. Otra causa de la rápida propagación del virus es que parece que el virus se une con alta afinidad al receptor de la enzima convertidora de angiotensina 2. Por lo tanto, el virus parece tener varias formas de propagarse rápidamente.

Esta alta afectación de múltiples órganos y sistemas, puede provocar una respuesta inmune violenta. Puede activar el inflamasoma NLRP3, causando una respuesta inmune violenta con una 'tormenta de citoquinas' potencialmente mortal. Una vez activado el NLRP3, este puede provocar la detección de DAMPS (patrones moleculares vinculados a daño de tejidos) y a PAMPS (patrones moleculares vinculados al propio patógeno) por medio de receptores tipo Toll (TLR). Los DAMPS y PAMPS provocarán entonces una mayor activación de los mecanismos de inflamación ligados a la inmunidad innata, de forma que se liberarán grandes cantidades de interleuquinas proinflamatorias. En el caso del COVID-19 se produce principalmente interleucina 1β (IL-1β), una de nuestras citoquinas más proinflamatorias. Esta tormenta citoquínica puede causar daños respiratorios graves: síndrome respiratorio de distrés agudo y lesión pulmonar aguda, con la posible consecuencia de una neumonía grave, de consecuencias rápidamente fatales.

Ya se ha comprobado mundialmente que el virus no parece afectar a niños menores de 9 años, salvo mínimas excepciones, aun conviviendo con padres afectados por el virus. En niños mayores, la infección casi siempre parece ser leve. Las personas mayores parecen ser más vulnerables al virus y las consecuencias de la infección también son más graves. La pregunta que esto plantea es, por supuesto: ¿se puede explicar esto?

Un ángulo interesante como hipótesis para el hecho de que los niños apenas se ven afectados y los ancianos están más gravemente afectados por el virus puede ser la diferencia en la producción de melatonina entre estos dos grupos. La melatonina juega un papel en la inhibición del inflamasoma NLRP3. Actúa directamente sobre el receptor Toll-like 2 (TLR2), que activa el inflamasoma NLRP3, inhibiendo así una respuesta inmune excesiva. Esto puede prevenir daños más graves en las vías respiratorias que pueden resultar de la infección con el nuevo Coronavirus. Otra forma a través de la cual la melatonina juega un papel en la inhibición del virus COVID-19 es a través de la inhibición de la expresión de los receptores de la enzima convertidora de la angiotensina 2 en las membranas celulares de las células. La melatonina es un inhibidor de calmodulina, y se sabe que los inhibidores de calmodulina provocan que la célula disminuya la cantidad de receptores de la enzima convertidora de la angiotensina 2 en su superficie, por lo que tendrá menos posibilidades de unión al virus. 

Por otro lado, se ha demostrado científicamente que los curcuminoides  disminuyen la fosforilación de la proteína quinasa C delta (PKCδ), la cual desempeña un papel en la traducción de determiandos virus en las células epiteliales intestinales infectadas (EV71). Realmente, los curcuminoides inhiben la traducción viral, ya que son inhibidores de la transcriptasa inversa vírica y aumentan la viabilidad de las células huésped.

Además, muchos de los virus usan la vía PI3K / AKT como vía para provocar la apoptosis celular o muerte celular inducida, provocando de esta manera una mayor diseminación del virus a nivel corporal, y por lo tanto una mayor carga viral, sobre todo en fases iniciales de la infección.  Pues bien, esta vía, además de la vía NF-kB, que también provoca la diseminación viral y el aumento de dicha carga viral, son inhibidas por los curcuminoides, evitando de esta forma el aumento exponencial inicial de la carga viral, y dando así opciones a nuestro sistema inmunitario de generar una respuesta más eficaz, progresiva y controlada contra la infección vírica.

A esto hay que añadir que se ha demostrado que la replicación vírica es dependiente de la función REDOX de la enzima APE1 (apurinic /apirimidyc endonuclease 1), y existen grandes evidencias en la bibliografía científica de que los curcuminoides inhiben esta enzima APE1, inhibiendo la replicación vírica por inhibición de la apoptosis de las células infectadas.

Otro de los peligros asociados a la infección del COVID-19 en adultos mayores, es la posible co-infección oportunista por otras bacterias. Pues bien, también está ampliamente demostrada en la bibliografía internacional los efectos antibacterianos de los curcuminoides, ya que estos destruyen las membranas bacterianas provocando la destrucción de las bacterias.

Por tanto, como vemos, a través de los estudios ofrecidos, tanto la curcumina como la melatonina (a unas concentraciones adecuadas y en unas condiciones de bioestabilidad aceptables) parecen probables coadyuvantes en el tratamiento de los efectos más graves causados por el COVID-19.

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